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JOSÉ CARLOS BECERRA
( México )
José Carlos Becerra (Villahermosa, Tabasco; 21 de mayo de 1936 - Brindisi, Italia; 27 de mayo de 1970) fue un poeta mexicano.
José Carlos Becerra vivió su infancia y parte de su adolescencia entre su ciudad natal, Villahermosa, y el estado de Campeche, lugares donde cursó sus estudios primarios y secundarios.1:18 Hacia 1953 escribió algunos de los primeros versos que se le conocen y, durante esta primera etapa, entabló amistad con el también poeta tabasqueño Carlos Pellicer.
Tiempo después, emigró a la Ciudad de México para continuar sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria y más tarde en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, sin llegar a recibirse como arquitecto. Entre 1962 y 1966 frecuentó como oyente la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y asistió al taller literario de la revista Mester, de Juan José Arreola. (...)
En 1969 recibió una beca de la Fundación Guggenheim y, después de una primera parada en Nueva York, comenzó un viaje por varios países de Europa. (...) Murió en un accidente de carretera, en las cercanías de San Vito de los Normandos. Tenía 34 años de edad.
Biografia: https://es.wikipedia.org/
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
POESÍA CONTEMPORÁNEA DE AMÉRICA LATINA. Org. Jorge Boccanera; Saúl Ibargoyen. México, DF: Editores Mexicanos Unidos, 1998. 260 p. Inclui poetas brasileiros.
Ex. bibl. Antonio Miranda, doação do livreiro José Jorge Leite de Brito.
BLUES
No era necesaria uma nueva acometida de la soledad para que
lo supiera.
Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos.
Donde el amor moró y tuvo reino
queda ya sólo un muro que avassala la hierba.
Queda una hoja de papel no en blanco
donde está anocheciendo.
Donde goteaba luceros uma noche
sobre unos hombros limpios como verdade mostrada,
sólo queda uma brisa sin destino.
Donde uma mujer fundara un beso,
sólo árboles pastrados al viento.
Y no era necesario decirlo.
El corazón si que sea uma lágrima
puede sombrear las mejillas.
La ventan da a la tristeza.
Apoyo los codos en el pasado y, sin mirar, tu ausência
me penetra en el pecho pra lamer mi corazón.
El aire es una mano que está hojeando mi frente.
Mi frentes donde la luna es una inscripción,
una voz esculpiendo su olvido.
Como humo l aluna se levanta
de entre las ruinas del atardecer.
Es muy temprano en ese azul sin rostro.
No era necesario enturbiar la soledad
con el polvo de un beso disuelto.
No era necesario
memorizar la noche en una lágrima.
Labios sobrecogidos de olvido,
pulsaciones de un oleaje de mar ya retirándose,
ruído de nubes que el otoño piensa.
Hay lápices en forma de tiempo, vasos de agua
donde el anochecer flota en silencio.
Hay la rama de un árbol como un brazo esculpido
por algún abandono.
Hay miradas y cartas donde la noche
puso em marcha el vacío,
a las frentes que extinguen su remoto color
sobre letras que enlazan señales de viaje.
Aquí está la tarde.
Puede enrolarse en ella quien este enamorado.
Aquí está la tarde para designar una ausencia.
Suena en pecho el mundo
como un árbol ganado por el invierno.
No era necesaria la tarde, tampoco este cigarro cuyo humo
puede ser otra mano evaporándose.
Invernará la noche en mi pecho.
No era necesario saberlo.
No tiene importancia.
Espero que uma carta todavía no escrita
donde el olvido me nombre su heredero.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Floriano Martins*
BLUES
Não era necessária uma nova investida na solidão
para que o soubesse.
O mar navegava por um rumo desconhecido para minhas mãos.
Onde o amor morou e reinou
agora só resta um muro que avassala a grama.
Resta uma folha de papel rabiscado
onde está anoitecendo.
Onde uma noite pingava estrelas
sobre ombros limpos como verdade expressa,
só resta uma brisa sem destino.
Onde uma mulher beijaria,
só árvores esmorecidas ao inverno.
E não era preciso dizer.
O coração sem ser uma lágrima
pode sombrear as bochechas.
A janela da tristeza.
Apoio os cotovelos e o passado e, sem olhar, sua ausência
me penetra no peito para lamber meu coração.
O ar é uma mão que está folheando minha testa.
Minha testa onde a lua é uma inscrição
uma voz esculpindo seu esquecimento.
Como fumaça a luz se levanta
dentre as ruínas do entardecer.
É muito cedo nesse azul sem rosto.
Não era necessário ofuscar a solidão
com o pó de um beijo dissolvido.
Não era necessário
memorizar a noite numa lágrima.
Lábios tomados de esquecimento,
pulsações de uma onda marítima já se retirando,
ruídos de nuvens que o outono pensa.
Há lápis em forma de tempo, vasos de água
onde o anoitecer flutua em silêncio.
Há um ramo de árvore como braço esculpido
por algum abandono.
Há olhares e cartas onde a noite
pôs em marcha o vazio,
às frontes que extinguem a sua cor longínqua
sobre as letras que aglutinam os sinais de viagem.
Aqui está a tarde.
Quem está apaixonado pode se inscrever.
Aqui está a tarde para designar sua ausência.
O mundo soa em meu peito
como uma árvore conquistada pelo vento.
Não era necessária a tarde, sequer este cigarro cuja fumaça
pode ser outra mão evaporando.
A noite invernará em meu peito.
Não era necessário sabê-lo.
Não tem importância.
Espero uma carta ainda não escrita
onde o esquecimento me nomeou seu herdeiro.
*Tradução extraída de https://revistaacrobata.com.br/
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Página publicada em fevereiro de 2022
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